El Design Thinking es un enfoque centrado en el ser humano que busca resolver problemas complejos de manera creativa e innovadora. Este proceso se estructura en cinco fases principales:
Empatía: Comprender profundamente las necesidades y experiencias de los usuarios, dejando de lado preconcepciones y validando hipótesis mediante técnicas de investigación.
Definición: Analizar y sintetizar la información recopilada para identificar los problemas clave y las oportunidades de diseño, estableciendo una comprensión clara de los desafíos a abordar.
Ideación: Generar una amplia gama de ideas innovadoras sin restricciones, fomentando la creatividad y cuestionando el statu quo para encontrar soluciones potenciales.
Prototipado: Crear representaciones tangibles de las ideas seleccionadas, permitiendo explorar su viabilidad y funcionalidad de manera rápida y económica.
Testeo: Evaluar los prototipos con usuarios reales para obtener retroalimentación, identificar mejoras y refinar las soluciones antes de su implementación final.
Este enfoque iterativo permite a las organizaciones desarrollar soluciones que realmente satisfacen las necesidades de sus usuarios, promoviendo una cultura de innovación y adaptabilidad en entornos dinámicos.